Agustín Aveledo
Hijo de Ramón Aveledo Díaz y Adelaida Tovar Gallegos. Hizo sus primeros estudios bajo la orientación del maestro Pablo Fontes y luego estudió en los colegios El Salvador del Mundo que dirigía Juan Vicente González y Roscio que dirigía Juan José Aguerrevere. Se graduó de ingeniero en la Academia de Matemáticas en 1855 y de doctor en filosofía en 1880, en la Universidad Central de Venezuela.
Desde los 22 años de edad, Aveledo se consagró a la docencia y fundó, en 1859, junto con Ángel E. Ribas Baldwin el colegio Santa María, donde ejercieron el magisterio como profesores, entre otros: Elías Rodríguez, Juan Vicente González, Luis Sanojo, Lino José Revenga, Rafael Seijas, Adolfo Ernst, Marco Antonio Saluzzo, José Martí y Luis Ezpelosín.
Formó parte de la comisión redactora de la Revista Científica (enero-abril 1862) y fue colaborador de la revista Vargasia, así como también de los diarios La Opinión Nacional, El Tiempo y La Religión. Las actividades que desarrollaba en el colegio Santa María, la acompañaba el profesorado en la Escuela de Ingeniería (1861-1871), de la que fue también director en 1903, y con las que realizaba en la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas que fundó en 1868, junto con Adolfo Ernst, Arístides Rojas, Rafael Villavicencio, Gerónimo Eusebio Blanco, Teófilo Rodríguez, Jesús Muñoz Tébar y otros.
En el seno de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales, participó en excursiones de interés científico junto con Adolfo Ernst y Manuel Vicente Díaz a la silla de Caracas, y en 1878, al pico Naiguatá. En esta última le correspondió a Aveledo llevar la parte de hipsometría, meteorología y física, determinando que la altura del pico de Naiguatá es de 2.782 m.
En 1868 participó, junto con Francisco de P. Castro Lucena, Diego Bautista Barrios, Elías Michelena, Gerónimo Blanco, Ramón Feo, Arístides Rojas y Nicanor Rivero, en la preparación de un proyecto de ley sobre instrucción pública, prevista en el programa de reforma educacional del entonces ministro Nicanor Borges. El 5 de diciembre de 1869, fue designado ministro de Fomento, por el general José Ruperto Monagas.
Su pasantía por el ministerio fue breve, pues renunció en los primeros días de enero de 1870 debido a las graves contiendas bélicas que azotaban al país. Participó en la instalación del Colegio de Ingenieros de Venezuela, cuya presidencia desempeñó durante los lapsos 1869-1881; 1888-1895; y 1899-1922; y le correspondió en el laboratorio meteorológico que funcionaba en la mencionada institución, junto con Alejandro Ibarra, iniciar en el país y llevar por varios años, el registro de temperatura, humedad y lluvias. En 1878, fue fundador del Asilo de Huérfanos de Caracas y presidente de la Junta de Instrucción Pública del Distrito Federal, que instaló el 21 de marzo de 1893. Una estatua en su honor se levanta en la plaza contigua a la iglesia de Nuestra Señora de la Merced en Caracas.
José María Benítez
Entre 1797 y 1802, cursó primaria en la escuela parroquial de La Victoria, su ciudad natal. Benítez se traslada a Caracas e ingresa en la Real y Pontificia Universidad de Santa Rosa de Lima, donde se gradúa como bachiller en artes el 17 de febrero de 1808 y como maestro en artes el 18 de marzo de 1810. Empieza a estudiar medicina teniendo como tutor al protomédico José Joaquín Hernández, y en 1821 se gradúa como bachiller en medicina. Entre 1821 y 1824 realiza pasantías con el médico Pedro Bárcenas en los hospitales en Caracas de San Pablo Ermitaño y de Nuestra Señora de la Caridad, para hombres y mujeres, respectivamente.
En octubre de 1824, el protomedicato de Caracas le confiere el título de licenciado en medicina. Benítez regresa a La Victoria y ejerce su profesión entre 1824 y 1855. A partir de 1827 es miembro de la Facultad Médica de Caracas y socio correspondiente en La Victoria. En 1829 entra a formar parte de la Sociedad Económica de Amigos del País. Benítez divulga los conocimientos de la época sobre epidemias, especialmente de la cólera, afirmando su carácter contagioso en contra del consenso de la época que lo rechazaba. Sus conocimientos de botánica le permitieron reconocer árboles de quina en la cordillera de la Costa para tratar fiebres palúdicas, especialmente la fiebre amarilla. Su obra principal es sobre etnobotánica, la aplicación de la botánica para curar las enfermedades y en el área del uso industrial de productos forestales, como el caucho
Jacinto Convit
Jacinto Convit (Caracas, 11 de septiembre de 1913 – ibídem, 12 de mayo de 2014) fue un médico y científico venezolano, conocido por desarrollar la vacuna contra la lepra. Recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1987 y fue nominado al Premio Nobel de Medicina en 1988. Falleció a los 100 años.
Nació en Caracas, en la populosa parroquia de La Pastora, el 11 de septiembre de 1913, hijo de madre venezolana, Flora García Marrero, de origen canario y un español de origen catalán, Francesc Convit Marti, naturalizado venezolano.
En 1971 Convit fue nombrado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) Director del Centro Cooperativo para el estudio Histológico y Clasificación de la Lepra, dirección que continuó desempeñando, hasta antes de su fallecimiento.
En 1968 fue nombrado Presidente de la Asociación Internacional de la Lepra (International Leprosy Association) y reelecto en 1973, también fue designado presidente de la International Journal of Leprosy Corporation. En 1976 fue electo director del Centro Panamericano de Investigación y Adiestramiento en Lepra y Enfermedades Tropicales.
En 1980, ingresa como individuo de número en la Academia Nacional de Medicina de Venezuela. Por su larga y fructífera trayectoria científica recibió numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos, el Premio Nacional de Ciencias en la especialidad de medicina, otorgado en 1980 por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT).
Desde su llegada a Cabo Blanco, Convit no descansó hasta obtener la vacuna contra la aciaga enfermedad. Gracias a sus trabajos, Venezuela se transformó en un centro de entrenamiento en lucha antileprosa. Ello le valió en 1987 el Premio Príncipe de Asturias en su mención científica y técnica, galardón concebido por el gobierno de España a las personas e instituciones iberoamericanas que han hecho significativos aportes en beneficio de la humanidad. También la nominación al Premio Nobel de Medicina en 1988, y en 2002, el otorgamiento por parte de la Organización Panamericana de la Salud del título “Héroe de la Salud Pública de las Américas”. Convit es considerado uno de los más importantes científicos del mundo.
En el año 2013 los diputados de la Asamblea Nacional venezolana aprobaron por primera vez un proyecto de reconocimiento a sus trabajos, con motivo del centenario de su nacimiento y por su obra, que incluye sus logros científicos a favor de la salud del pueblo venezolano y del mundo, por su dedicación al ejercicio de la medicina sin fines lucrativos y de enriquecimiento personal. Igualmente, los diputados del parlamento venezolano indicaron que se debía “solicitar el Premio Nobel de la Medicina al Dr. Jacinto Convit para reconocer su labor científica y los aportes que ha preservado para la salud de los pueblos del mundo”.
Fue amplia la carrera y proyección de la obra del Dr. Convit a nivel internacional. En la actualidad el Instituto de Biomedicina recibe becarios enviados por la OMS/OPS provenientes de América, África y Asia.
Gloria Teresa Mercader De Villegas
Gloria Teresa Mercader (Venezuela, 12 de noviembre de 1928), es una médico neurólogo, especializada en microscopíaelectrónica de transmisión de alta resolución, e investigadora venezolana. Fue miembro fundador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC. Gloria Mercader también forma parte de la Academia de Ciencias de América Latina y de la Academia de Ciencias para el Mundo en Desarrollo.
Gloria Teresa Mercader Guedez se graduó como médico cirujano en la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuelaen 1955. Después se traslada a Estados Unidos para realizar estudios de posgrado en el Children’s Medical Center de la Universidad de Harvard, Boston, bajo la tutoría de la Dra. Berry Geren Uzman.
Al regresar a Venezuela, en 1958, hace una pasantía como investigadora del Laboratorio de Investigaciones Médicas del la Fundación Luis Roche. Luego se une como Investigadora Asociada, del Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), institución que sería la semilla que daría paso al IVIC a partir de 1959. Ya siendo parte del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, funda el Laboratorio de Ultraestructura del Departamento de Biofísica.
Además, en el IVIC realiza sus estudios de doctorado, Obteniendo el título de Phylosofical Scientarium en 1973. En 1984 era Investigadora Titular del mismo instituto, y luego se traslada al Instituto de Estudios Avanzados, IDEA, donde organiza el laboratorio de Bioestructuras.
Entre sus más de 80 trabajos de investigación publicados en revistas arbitradas se incluyen estudios acerca de la retina de los invertebrados, regeneración nerviosa y vías de difusión de los nervios.
Gloria Mercader ha participado en más de 140 reuniones científicas en su país y en el exterior. Esta doctora ha colaborado en la formación de numerosos científicos venezolanos. Es Investigadora Titular Emérita del IDEA. Es parte del grupo fundador de la Asociación Provive, en Venezuela.
Su esposo es Raimundo Villegas con quien tuvo dos hijas: Gloria Villegas Mercader y Eleonora Villegas-Reimers.
José Gregorio Hernández
Fue un médico, científico, profesor y filántropo de profunda vocación religiosa, cristiano católico y franciscano seglar, reconocido por su solidaridad con los más necesitados y recordado por su caridad, generosidad, rectitud y servicio a los pobres. Su vida fue un testimonio evidente de santidad, tanto, que muchos latinoamericanos lo consideran santo, a pesar de que aún no ha sido canonizado por la Iglesia católica.
Murió de forma trágica, al golpearse la cabeza con el borde de la acera a consecuencia del impacto con un automóvil, en la esquina de Amadores, La Pastora, Caracas, Venezuela. Sus restos reposan en la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria ubicada en el centro de la ciudad de Caracas, después de estar por mucho tiempo en el Cementerio General del Sur.
Actualmente está en proceso de beatificación y posterior canonización, luego de que en el año 1986 Su Santidad el Papa Juan Pablo II declaró solemnemente sus virtudes heroicas, por lo cual se le otorgó el título de Venerable, antepenúltimo escalón en el camino de la santidad. Recientemente ha crecido la expectativa entre los fieles sobre su posible beatificación, debido a que el 25 de septiembre de 2013 Su Santidad el Papa Francisco manifestó interés por la causa del Dr. José Gregorio Hernández.
Es considerado el impulsor y pionero de la verdadera docencia científica y pedagógica en Venezuela, basada en lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, prácticas de vivisección y pruebas de laboratorio. También coloreó y cultivó microbios e hizo conocer la teoría celular de Virchow. Por otra parte, es destacada su faceta como fisiólogo y biólogo, conociendo a fondo la física, la química y las matemáticas, ciencias básicas y trípode fundamental sobre la que reposa toda la dinámica animal.
Era conocido como un profesor culto (hablaba español, francés, alemán, inglés, italiano, portugués, dominaba el latín, era músico y filósofo) y exigente, y se caracterizaba por la puntualidad en el cumplimiento de sus deberes profesorales. Formó una escuela de investigadores, quienes desempeñaron un papel importantísimo en la medicina venezolana. Discípulos de Hernández fueron, entre otros, el doctor Jesús Rafael Risquez, quien fue su sucesor en la cátedra de Bacteriología y Parasitología, y Rafael Rangel, considerado como el fundador de la parasitología nacional.
En cuanto a sus creencias, era profundamente católico, condición que nunca entró en conflicto con su labor científica, como apunta el doctor Juan José Puigbó: «Su faceta religiosa con todo lo encomiable que sea considerada en el plano místico, no debe opacar el inmenso aporte que realizó a la ciencia médica venezolana.
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